jueves, 19 de agosto de 2010

Columna publicada el 20 de agosto de 2010 en el periódico La Tarde

La ferretería del aeropuerto
CARLOS ANDRÉS ECHEVERRY RESTREPO


En junio 10 de 2010, el Aeropuerto Internacional de Matecaña suscribió un contrato de suministro con “La Casa del Constructor La 28” para el “suministro de elementos y materiales de ferretería y eléctricos para el mantenimiento y reparación de la infraestructura física y técnica, en las instalaciones del Aeropuerto Internacional Matecaña y en las estaciones de radio ayuda”, por un valor de $44.952.736 m/cte. A primera vista no se suscitan mayores reparos de orden legal con el convenio de marras, sin embargo, se cuestiona el aspecto ético del mismo por cuanto “La Casa del Constructor La 28” pertenece a Didier Noreña Arboleda, hermano de la gerente de Aguas y Aguas, María Irma Noreña.

Como lo mencioné en una columna anterior, tanto el cónyuge de Irma Noreña como dos de sus familiares adquirieron, entre 2008 y 2009, tres ferreterías con el nombre genérico de “La Casa del Constructor”. La ferretería con la cual contrató el Aeropuerto Matecaña se encuentra ubicada en la carrera 7 No. 28-01, y en el Certificado de Existencia y Representación Legal aparece inscrito como propietario el señor Didier Noreña Arboleda, registrando unos activos por valor de 81 millones de pesos.

Sorprende, por decir lo menos, que el Aeropuerto Internacional Matecaña (propiedad del municipio de Pereira) contrate con la Ferretería del hermano de Irma Noreña. Tal triangulación de contratos con familiares de funcionarios de empresas municipales deja mucho que decir frente al cumplimiento de principios constitucionales en materia de contratación como el de selección objetiva o el de transparencia. Una simple revisión de las páginas amarillas del Directorio Telefónico Pereira-Dosquebradas 2009-2010 da cuenta de por lo menos 128 establecimientos –distintos de los de la Casa del Constructor- relacionados con la compraventa de material de construcción y elementos eléctricos, con activos mayores al registrado por el establecimiento comercial denunciado y algunos con precios más razonables a los ofrecidos por el negocio de la familia Noreña.

Aunque, vuelvo y lo repito, prima facie no se presenten irregularidades legales sobresalientes en el contrato suscrito entre “La Casa del Constructor La 28” y el Aeropuerto Matecaña de Pereira, sí suscita suspicacia el hecho que tal establecimiento comercial tenga algún tipo de relación, indirecta en este caso, con la funcionaria que administra la empresa de servicios públicos más importante de la ciudad. Por ello vale la pena dejar planteada una pregunta que seguramente no tendrá respuesta satisfactoria: ¿Si la ferretería no perteneciera al hermano de María Irma Noreña, el Aeropuerto los hubiera contratado, de todas formas, para el suministro de materiales?