jueves, 11 de noviembre de 2010

Columna publicada el 12 de noviembre de 2010 en el periódico La Tarde

La cultura del viaje
CARLOS ANDRÉS ECHEVERRY RESTREPO


Por medio del Convenio COV-050 del 16 de septiembre de 2010, el Instituto de Cultura de Pereira realizó una “alianza estratégica para el mejoramiento del sector turístico” con la Asociación Hotelera COTELCO Capítulo Risaralda, para organizar 3 eventos en Panamá, Cartagena y Fort Lauderdale (Florida, USA) por un valor de 50 millones de pesos. En la cláusula sexta del Convenio se estableció que COTELCO debía realizar 3 Workshop (foros para el intercambio comercial de oferta turística) en Panamá, Cartagena y Florida y, a su vez, se le impuso la obligación de asegurar “a los organizadores del evento” transporte aéreo, terrestre, alimentación y alojamiento en su estadía. Como se mencionó, el Convenio COV-050 establece claramente que es COTELCO el encargado de los ‘Workshop’, es decir, es esa firma quien organiza cada evento, por lo tanto, se desprende que únicamente los miembros de COTELCO están autorizados para ser beneficiarios de los viajes. Lo anterior lo reafirma el director del Instituto de Cultura, José Mario Giraldo Barreto, quien sostuvo en un oficio fechado el 26 de octubre de 2010 que “el Instituto de Cultura y Fomento al Turismo no tenía injerencia en la relación de personas que harían parte de este proyecto”.

Pero, contrario a lo que sostiene el señor Giraldo Barreto, los viajes a Panamá y Cartagena se realizaron con participación de algunos funcionarios de Instituto de Cultura quienes resultaron beneficiados de los dineros aportados al Convenio COV-050, esto es, fue el Instituto el que señaló a los afortunados viajeros y no COTELCO como real organizador de los eventos. Ahora viene el periplo a Fort Lauderdale (Florida, USA) y ya alistan maletas, nuevamente, algunos funcionarios de Cultura que no organizaron los ‘Workshop’.

Fuera de las anomalías en la elección de los viajeros, también se destacan algunos contratos suscritos por el Instituto en este segundo semestre. El primero de ellos del 20 de septiembre, por un valor de 6’550.000 m/cte, un plazo de tres meses y con el objeto de “diseñar un mapa con los atractivos turísticos de la ciudad como hoteles, centros comerciales (…) y demás sitios de interés para los turistas. Igualmente el diseño de una revista que presente y promocione toda la oferta turística de la ciudad”, el segundo contrato se suscribió tres días después por un valor cercano a los 14 millones y con tres meses de plazo, con el fin de imprimir “10.000 mapas de los atractivos turísticos de la ciudad como hoteles, centros comerciales (…) y demás sitios de interés para turistas. Igualmente la impresión de 3.000 revistas (…) con la oferta turística de la ciudad”, comparando los dos objetos mencionados me pregunto lo siguiente: si el mapa turístico de la ciudad se hará en tres meses ¿Por qué se suscribió al mismo tiempo un contrato de impresión de tal mapa? ¿Por qué no se contrató la impresión después de recibir a satisfacción el mapa? ¿Qué pasará con el contrato de impresión si no se entrega a tiempo el mapa turístico? ¿Ya estaba hecho el mapa? Si ya lo habían realizado y solamente faltaba imprimirlo entonces ¿Por qué se suscribió un contrato para elaborarlo nuevamente?
Otro contrato que se cuestiona es el firmado para “apoyar la gestión del Instituto (…) prestando el servicio de elaboración de (…) 1.500 ponchos promocionales (…) 2.000 lapiceros promocionales (…) 1.500 bolsos promocionales”, por un valor de 12’650.000 m/cte, la pregunta que surge con este acuerdo es la siguiente ¿qué le aportan a la cultura del municipio 1.500 ponchos y 1.500 bolsos?

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